I
Amanece
mientras no consigo explicar
que en este jardín
no pueden crecer flores.
Pero mi voz
de nuevo muda
y no sabes adivinarme
la sonrisa cansada
de acarrear una pena
que no me pertenece.
II
Atardece
y sigo tratando de encontrar
palabras con que suplicarte
que dejes de intentar
enterrar semillas en tierra yerma.
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