Hace ya un año
escribía:
me gustaría poder llorar
toda su tristeza. Y también
mi estupidez.
Porque tengo todas las respuestas
pero me faltan soluciones.
Y así no se puede salvar
a nadie.
Todos sufrieron tu muerte
sin querer entender
que tú,
derrotada ya,
la anhelabas.
Era la oportunidad;
el único atisbo
de liberación.
Yo sé que a ti la depresión
te mató
antes que el cáncer,
pero nadie quiso ver.
Nadie quiso hacer.
(Más fácil es así, ¿verdad?)
***
En la oscuridad que habita
estas cuatro paredes a medianoche
espero,
sin saber qué esperar.
Debo confesar que a veces
noto una suerte de presión
en el borde de la cama,
a la altura de mi pecho.
Y me da miedo girarme;
me da miedo abrir los ojos
y encontrar tu cuerpo
étereo y evanescente
allí sentado.
Yo no creo en nada,
pero es bonito decir que hay
un ángel más en el cielo
cuidando de nosotros.
Ojalá allí seas libre;
ojalá todos tus demonios
se quedaran aquí,
en la tierra.
1 comentario:
Casi me echo a llorar al sentir todos los adioses que tengo clavados en la palma de la mano. Odio las despedidas, pero odio más las despedidas causadas por la falta de vida. Creo que no he vivido cosa más triste que el hecho de no poder abrazar a Ka nunca, nunca más.
preciosamente triste.
Publicar un comentario