28.5.16

Este dedo que perdió
la inocencia hace ya demasiado
marca ahora un punto del atlas
sabiéndolo irrelevante.

No hay descanso
cuando la guerra
se libra por dentro;
no hay refugio
cuando el mal
es una consciencia
hecha añicos.

Qué importa el mapa
cuando podría recorrer el mundo entero
a pie, peregrino en busca de una salvación
que no existe.

En las manos llevo a sangre
impreso el estigma de la desolación,
el recuerdo del constante acarrear
un cuerpo vacío y una mente llena
de voces que son mi propia voz.
Que son mis demonios.

¿Dónde te escondes, vida?
Que quiero sentirte dentro.
¿Dónde habitas, temblor de corazón?
Que quiero volver a sonreír con la mirada.





(El texto forma parte de este proyecto bonito, en el que siempre estáis a tiempo de participar)

3 comentarios:

León dijo...

Dentro. Siempre está dentro.

Unknown dijo...

Una salvación que no existe, pero una salvación de vida que es el sonreír con la mirada. Un abrazo, me quedo por aquí :)

While dijo...

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