parece que ha de quedarse
la vida pegada en la jungla
de cemento como savia
en dedos inexpertos, en dedos
inocentes de niño que quiere
aprenderlo todo. y nos dejamos aprehender
por estos muros que ufanos construimos
para poder después llamarlos jaula.
jaulas que son nidos de historias
con argumento trillado. historias
que rezuman hastío y que rezuman
tristeza. historias de existencias
suspendidas como humedad en las tardes de estío.
a lo lejos de ninguna parte,
la inmovilidad de una pared agrietada
resquebrajándose con gesto quedo
en medio de todo este ruido
que hacemos para no tener que escucharnos
como metáfora de vidas ancladas en el seno de la monotonía.
1 comentario:
Nos ponemos tantos límites y cuerdas con pesos vacíos que nos ahogamos, nos atamos, acuchillamos despacio nuestra propia libertad.
Un abrazo,
S.
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