20.2.17

me construí una casa frente 
al amanecer creyendo regalarme 
una razón para salir de la cama 
cada mañana. como si el detalle 
hiciera más llevadera esta vida 
de esclavo en tierra de nadie.

no se oye de fondo el mugir 
de las vacas que habitan 
lo alto de la colina y que no 
me atrevo a matar mas su silencioso 
pacer me mantiene al margen 
de la soledad
o de la locura.

salgo de casa empuñando la espada 
porque la noche deja tras de sí 
un rastro de quimeras ávidas 
en el matar. quimeras que encuentran
cobijo en ese otro mundo bajo tierra.
ese otro mundo que es la mina 
y que he de desgranar bloque a bloque 
y cubo a cubo; donde la luz de las antorchas
no se apaga nunca y el tiempo no existe.

al otro lado de la colina sucesión 
insondable de escenarios que prometen 
otras vidas. otras vidas también de esclavo, 
porque es lo único que conozco. 
sigo prometiéndome una y otra vez que algún día
marcharé a explorar las tierras vírgenes, 
pero ningún día es ese día porque no hay mayor
cadena que la seguridad que se esconde en la monotonía.

1 comentario:

Melissa Hernández dijo...

Tus poemas son muy inspiradores♡

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