25.4.17

despiertas. mirada perdida 
en ojos secos y el peso 
de la monotonía combando 
la espalda. y delante, o dentro 
o encima tienes todas esas vidas 
del sueño que se sueña con los ojos abiertos 
y que en tu piel parecen inverosímiles 
pero que sin embargo son las vidas de otros. 
todas esas vidas del sueño que son imposibles 
porque no están en nuestro sino pero tú 
todavía no lo sabes del todo y a veces 
te abandonas y acabas por convencerte de 
que de alguna manera u otra son alcanzables 
con esfuerzo y dedicación y un poco de suerte y 
entonces el vértigo sobreviene. demasiadas vidas 
para unas manos tan pequeñas. eso es, 
el momento en que comprendes el universo 
que te habita: esos sueños... ellos son muchos 
y tú sólo una. y sólo se puede escoger una vida y 
ver las otras marchitarse. pero la estela 
del sueño es algo difuso, como la bruma 
en la costa una mañana de febrero y tú navío 
desamparado que busca el norte imaginando 
el sur y el este y el oeste. porque malditos 
somos los que acarreamos ilusiones que no brillan 
con luz propia, que apenas son destello 
que uno aprende a reconocer por tener el instinto 
entrenado. pero no siempre es suficiente.
y acabas haciendo eso que haces siempre y 
que no te hace feliz y que no te acerca 
a ninguna de esas vidas que guardas 
con recelo y que sueñas con vanidad. 
resignada comprendes: al final 
todos estos sueños para qué.

2 comentarios:

Marion dijo...

"y sólo se puede escoger una vida y
ver las otras marchitarse"
Me recuerda tanto a Plath. Lo he leído en voz alta, y duele. Es precioso porque duele.

While dijo...

En muchos de tus poemas siempre hay algún verso increíble, varios versos increíbles, de hecho, pero en este creo que todo el poema lo es. De verdad, no sabes lo bien que se te da hacer canciones y creernos cerca de todo lo que sientes.

abrazos fuertes,
y cactus que no pinchan.

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