29.2.16

A veces me falla el cuerpo
aun cuando la mente
resta armónica.
Quiero decir: no son
los demonios, acaso
una carcasa defectuosa.

Ruge el corazón
como potro desbocado,
como pretendiendo ir más rápido
que la vida.
Ruge, órgano latente,
como si, cansado
del silencio, quisiera
contarme algo.

Duelen sus gritos;
afiladas cuchillas
clavándose en la carne
que no sé interpretar
más que como muerte
inminente.
Y cuando creo no poder
soportarlo más, calla.
Vuelve a su estado
original. Al mutismo,
a la cadencia en que se mece
el orden de todas las cosas.

En medio de la confusión
sólo pido un cuerpo
que sepa funcionar.

1 comentario:

While dijo...

♥♥♥♥
♥♥♥
♥♥

♥♥
♥♥♥
♥♥♥♥
Es cierto eso de que haces de la poesía un sitio donde quedarse a vivir.

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