me he propuesto sacrificar la tibieza con la que el calor artificial acaricia la piel en los refugios del invierno. me he propuesto salir de la casa que es coraza y es caparazón; dejar, por fin, de ser azúcar en éste, el mayor juego de azar. perseguir el miedo no para vencerlo, no, perseguir el miedo para dejarme penetrar y volver a sentirlo dentro hasta que el gemido se me suba a la mirada. estoy perdida y lo más sensato es buscar allí donde jamás me atrevería a esconderme.
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